domingo, 23 de junio de 2013

"El bluff del voto joven"

Los jóvenes de 16 y 17 años que podrán votar por primera vez en las primarias y las legislativas de octubre tendrán menos influencia electoral de la que habían calculado tanto el oficialismo como la oposición.

El Gobierno informó que los votantes de esa edad que están habilitados para sufragar son alrededor de 750 mil. Representan al 3% del padrón general. Antes de que el Congreso votara la ley que le dio el acceso al voto a ese sector de la población, los voceros de la Casa Rosada habían informado que la nueva legislación afectaría a casi 1.5 millón de ciudadanos. “Son solo el 3% del padrón. A ese porcentaje tenemos que restarle los chicos que no van a ir a votar porque es optativo. Y a ese número, el de los que no votarán a nuestros candidatos. Es ínfimo lo que podamos sumar con ellos”, expresó uno de los operadores del peronismo K que más experiencia tiene en elecciones. La misma fuente dijo: “Esto no nos salió como esperábamos”.

Tanta va al cántaro a la fuente que al final se rompe. El tiempo pone las cosas en su lugar. Cuando las intenciones son oscuras y espurias, con el tiempo salen a la luz. 

Electoralmente hablando quisieron utilizar a los jóvenes de nuestra patria, haciéndolos sentir que eran realmente importante para las elecciones. Ojo, que esto no fue solo la idea del partido gobernante, sino también fue apoyada y promulgada por el 2° partido más importante de la Nación. 

¿Realmente les interesan a la clase política los jóvenes? Si así fuera existiría la ley seca, no para que los jóvenes no se alcoholicen, sino para que no se muera un solo joven más en nuestra tierra; si les interesará los jóvenes, no les darían marcos fáciles y sin esfuerzo a principio de año, para que pasen de curso adeudando materias (claro que esto demuestra la ineptitud de quienes dirigen la educación por estas tierras); si amaran la juventud, combatirían los cárteles de droga, para que ningún joven argentino, muera por sobredosis; si quisieran un poquito a los jóvenes, no solo les darían netbooks, voto a los 16, sino que le ofertarían un sinnúmero de oportunidades laborales y de estudio; si realmente les importarían los jóvenes, las políticas públicas avanzarían en la construcción sana de las familias, para que los jóvenes que viven allí no determinen morirse, para no repetir la historia.

La nobleza que hay con los jóvenes que se comprometen es única. Solo hay que recordar que las revoluciones que marcaron la historia del mundo, siempre tuvieron protagonismo los jóvenes. Hay que ayudarlos a que esa nobleza, esa fidelidad, ese desprendimiento material, sea por buenas causas, por motivos solidarios, por amor al prójimo. Gracias a DIOS hay jóvenes que hacen esto, que en esos jóvenes se genere un caldo de cultivo, que contagie a otros, que esta “enfermedad” de la solidaridad, del servicio, no tenga cura y se propague en todo y cada uno de estos jóvenes argentinos que merecen vivir una sociedad sin odio, donde nuestras autoridades, los respeten por lo que son, seres humanos en crecimiento; porque cada uno de nosotros comencemos a valorarlos por lo que realmente son un habitante más de nuestro hogar, de nuestro barrio, de nuestra ciudad. Si algo tenemos que cambiar es nuestra manera de pensar, pues así cambiaremos nuestra manera de actuar frente y con ellos.

Fundación Alas de Águila