domingo, 22 de noviembre de 2015

22 DE NOVIEMBRE DE 2015

Y llegó el día de elegir un nuevo destinatario a quien se le pondrá la banda presidencial.
Este día quedará como parte de la historia de esta nación, una nación que está en proceso.
Por esas cosas que tiene la reglamentación electoral, quedaron tres alternativas para elegir, mejor dicho para optar, que no es lo mismo que elegir. ¿Porque decimos que hay tres opciones?, porque este sistema democrático en esta instancia establece tres opciones para elegir: Daniel Scioli (quien salió primero en las generales de octubre), Mauricio Macri (el segundo) y el voto en blanco. Muchos critican a quienes votan en blanco y dicen que no debería existir, pero la cosa es que existe y también es parte de un clamor que si bien no es mayoría; es para tener en cuenta.
Llegamos a este domingo con un país cansado y hastiado de la publicidad, la propaganda, los folletos y los spot’s políticos. Desde antes de las PASO y hasta este jueves la Argentina se saturo de opiniones políticas, Argentina sufrió una sobredosis publicitaria política, pero lo bueno es que el país no va a sufrir la abstinencia, en realidad la necesita.
Los dos candidatos vienen de gobernar o sea que están activos y ejercitados para la tarea ejecutiva, claro que no es lo mismo una provincia o un distrito que gobernar un país.
Vienen cuatro años de cambio, sea por uno o por otro, cada uno de ellos le pondrá su impronta a la forma de gobernar.
Los males de un país tienen muchas veces que ver con quien lo gobierna, porque quien gobierna tiene la autoridad. Por ejemplo en el gobierno del Dr. Menem, él expulsó a su familia de la quinta de Olivos; el mensaje entonces fue: “la familia no importa”, también en su gobierno manejando una Ferrari que le regalaron, le hizo una carrera a su custodia y superó los 280 km. por hora en ruta cuando lo máximo es 120 km. Aquí el mensaje fue: “las normas y las reglas están para violarlas”. De esas hay un montón, pero la más pesada fue cuando asesinaron a su hijo y el no investigó y después de años dijo que había sido un asesinato. El mensaje en aquel momento fue: “La vida tiene un precio”.
Hoy en día vivimos un estado de intolerancia que no discrimina ni clases sociales, ni color de piel, ni sexo, ni edad. La mayoría de los argentinos viven la intolerancia como algo normal y eso no está bien porque ser intolerante es no tener amor ni por uno mismo ni por el semejante. Hoy vemos como la gente discute y se pelea por cosas que en otro estado de ánimo, hasta nos darían risa. Argentina está estresada y necesita que la inviten a un spa. Todo se ha ido exacerbando y parece que cuando un argentino piensa distinto a otro argentino entonces es el enemigo. Somos argentinos hemos nacido en esta tierra y deberíamos ver al adversario como alguien que también ama el país, quizá con otra forma o hasta con pensamientos disímiles, pero eso puede que lo situé en la categoría de adversario; nunca de enemigo.
Argentina deberá trabajar mucho en reconstruir sus muros de verdad. Este último tiempo esas columnas han sido devastadas por la corrupción, por la mentira a ultranza, un país que miente no tiene columnas firmes, construye su historia; sus fundamentos en arena y cualquier tormenta los derriba fácilmente.
Muchos nos llevan a ser autistas de la mirada económica, pero eso solo es una parte del problema argentino. El gran problema argentino son las cosas intangibles, como lo son los valores y principios que se han perdido.
Estos últimos años la verdad se alejó de esta tierra porque la verdad no puede convivir con la mentira, se opone por principios y valores. La tarea para el nuevo presidente y su equipo de gobierno es ardua y trabajosa. 
Lo primero es establecer un ambiente de paz entre todos los argentinos que vivimos en este territorio; ¡Basta de Violencia!, en ese ambiente de paz, comenzará a florecer el amor, un amor que no hará distinción ni diferencia, por el contrario ese amor nos unirá, posteriormente se presentará la vida. Lamentablemente hoy las vidas tienen precio y eso debe caer, porque la vida es un valor y como tal no tiene precio. La que volverá entonces en este proceso es la verdad, no es tarea fácil cuando desde la autoridad se mintió tanto, tanto, tanto. Hay que invitarla a que nos visite y se quede a vivir entre nosotros, ese es el camino y ese camino finalmente lo transitará la Justicia para establecerse y ser fundamento. 
Anhelamos un país mejor donde se establezcan estos valores como premisas, como cimientos de esta tierra, esos cimientos tienen nombre propio, son la Paz, el Amor, la Vida, la Verdad y la Justicia. Así va a ser.

Fundación Alas de Águila
Por una Juventud con Valores