lunes, 28 de noviembre de 2011

Editorial: "El Padre Chifri"


Esta fue la noticia que llamó nuestra atención.
Elegido el año pasado el Abanderado de la Argentina Solidaria en una masiva votación por Internet organizada por Canal 13, el sacerdote Sigfrido Moroder, conocido como el padre Chifri, de 46 años, murió sorpresivamente por una descompensación en el barrio San Lorenzo, en las afueras de la capital de la provincia de Salta, donde desarrollaba desde 1999 una intensa obra religiosa y social.
Gran deportista, el padre Chifri había sufrido un accidente en 2004, al caer de un parapente, recurso que utilizaba para recorrer remotos parajes montañosos salteños y así poder llegar con su mensaje religioso y solidario a lugares de muy difícil acceso, quedando inicialmente en sillas de ruedas.

Chifri –quien se estaba recuperando de una quebradura en una de sus piernas- pasó la noche en la casa de unos amigos, ubicada en San Lorenzo, se levantó bien temprano, como siempre, para realizar sus ejercicios de rehabilitación, desayunó, tras lo cual sufrió un infarto del que no pudo salir.

Nacido en el gran Buenos Aires, ordenado sacerdote en la arquidiócesis de Buenos Aires, siempre quiso misionar, pero debió esperar hasta los 34 años para que el arzobispado porteño le concediera la autorización. E inmediatamente partió hacia el norte argentino, el padre Chifri comenzó su trabajo pastoral en Salta en 1999 y desarrolló una amplia obra social que incluyó el desarrollo de una escuela secundaria para contener en El Alfarcito a los adolescentes y evitar la migración casi constante que convertía la región en un albergue de niños y de ancianos.

Llegado a Salta, creó en Rosario de Lerma “El Alfarcito”, un centro de artesanías como medio de subsistencia para los lugareños. También fundó una escuela, entre muchas acciones que lo llevaron a ser muy reconocido.

Tras el accidente, no se amilanó y –tras un arduo proceso de recuperación- pasó de la silla de ruedas a los bastones canadienses, sin mermar en su abnegada obra.

"Pensé en integrar mi actividad pastoral con lo deportivo y tenía más de 200 vuelos cuando me embolsó un remolino y caí 40 metros en picada", resumió su accidente.

También creó una fundación y convirtió un viejo ómnibus en El Colectivo de los Sueños, que equipó con material didáctico y deportivo, con juguetes, instrumentos musicales y hasta un televisor y un castillo inflable. Con ese colectivo recorría las escuelas de la región.

Volviendo a la editorial, este tipazo lo conocimos a través de la Argentina Solidaria. La verdad que entristeció un poco su partida. Qué bueno que haya gente así en nuestra patria. Mas allá de que sea sacerdote o no, porque hay muchos sacerdotes que no harían ni un diezmo de lo que hizo este hombre, a él entiendo, le cabe el mote de “Padre” porque así le decían y sobretodo lo sentían los niños y adultos de Alfarcito. Ojala que las semillas que el esparció puedan dar a luz, crecer y dar más frutos. Si esto sucede será completado el ciclo de la vida, y su vida, su amor, su actividad, ahí si habría tenido sentido y cumpliría aquello que dice “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra…”

Porque muchos que estamos en esta sociedad, imitemos al padre Chifri, ejemplo de trabajo, abnegación, amor por el otro. El aplicó muy bien los principios de la Fundación, él sabía que dar era mejor que recibir, que si los chicos de Alfarcito cambiaban su manera de pensar, como sucede hoy, cambiarían definitivamente su manera de vivir.  Un ejemplo a seguir, recordalo  Sigfrido “Chifri” Maximiliano Moroder (1965 – 2011), la gente de Alfarcito y Rosario de Lerma jamás dejaran de recordarlo.

Podes recordarlo en www.premioabanderados.com.ar/sigfrido.php

FUNDACION ALAS DE AGUILA