martes, 24 de julio de 2012

Vida o Muerte


Yanina Nuesch (16) y Luján Peñalba (19) hoy ya no están con nosotros. Hace una semana decidieron que estar en esta tierra, era mas difícil, duro y complejo que decidir no estar.

Hoy se abren debates acerca de los adolescentes; de cómo piensan; de cómo viven. Se publican estadísticas como la que brindo la Asociación para Políticas Públicas y que indican que “aumentaron un 328 por ciento” las muertes por esta causa entre los adolescentes entre 1997 y 2008 en Salta.

Ahora mientras esos números a lo largo de diez años fue creciendo, nosotros los adultos ¿que fuimos haciendo?

Nuestros adolescentes y jóvenes están sumidos en un maldito sistema que lo único que les vende y lamentablemente un gran porcentaje de ellos compran es que la vida es aquí y ahora, que el mañana no existe. Muchos Yaninas y Lujanes viven con los fantasmas del pasado con las malas decisiones del presente. Luján había tenido relaciones sexuales (porque no hizo el amor, sino estaría entre nosotros) y disfrutó esos segundos de un placer sin cimientos, pero al día siguiente se estaba condenando, estaba tratando de matar lo que posiblemente se había generado aquella noche. La vida no es disfrutar el momento y nada más. Cada decisión que tomo hoy, tiene consecuencias mañana. Si tomamos buenas decisiones, tendremos buenas consecuencias.

Extraña es la forma de estos suicidios. Dos chicas, enamoradas ¿enamoradas? Porque el amor genera vida no muerte. En sus entornos no aceptaban esos noviazgos que a la luz de los hechos parece que algo de razón tenían, no? Con familias disfuncionales, y todavía creemos que los chicos no sufren el divorcio, la separación, que para ellos es un trámite como para los grandes. A la vista está que no es así.


La decisión fue tomada y nada podemos hacer por ellas, pero sí podemos hacer por otros chicos que están en situaciones similares. Mas que un i-phone con auriculares última generación, necesitan de nuestra oreja; más que la ropa de moda, esperan que le preguntemos como están, más que el premio por aprobar materias en los exámenes, ellos quieren que nos interesemos por ello a lo largo del año.

Cuando suceden hechos como estos nosotros miramos las últimas horas de ese ser que tomó tan drástica decisión y la verdad que eso es el final de la película. La película comenzó cuando ellos nacieron, desde ee lugar hay que ver la vida de aquellos, que tomaron este tipo de decisiones. Cada ser humano viene con una capacidad de diez en su corazón, a lo largo de la niñez y adolescencia ellos van menguando esa capacidad, 2 menos porque papá y mamá se pelean, 2 porque se divorciaron, 1 menos porque mamá trajo a su novio a casa, 1 porque papá tiene un hijo con otra que no es mamá, 1 porque el gran amigo me falló; 1 menos porque el/la primer/a novia se cansó de mi y me dejó; entonces llegó a una nueva relación en la plena adolescencia y llegó con 2 de la capacidad de amor con la que nací, y cuando la doy, la entrego toda, ya no me queda nada, pero la otra parte quiere que yo tenga 7 u 8, pero yo solo tengo 2, me la jugué, entregue todo, todo lo que tenía. La otra parte dice, la verdad que tu 2 no me llena, así no puedo seguir, continuemos nuestra vida por caminos separados, y entonces yo que entregue todo lo que tenía, que aunque era 2 para el otro, para mí era todo, ya no me queda nada y entonces decido lo que no debería haber decidido nunca. Con ese cero de amor, nada importa, es insoportable vivir así.

Para que no allá mas Yani y Lu entre nuestros adolescentes. Ellos toman la última decisión, pero los adultos vamos marcando para bien o para mal sus caminos.

Amemos la vida, todo se puede transformar; nada está perdido a pesar que lo veamos así. Saquemos esos anteojos negros que nos impiden ver las cosas como son. Levantemos los ojos al cielo y encontraremos respuestas. Cuando ya no demos más, alguien te va a estirar una mano para ayudarte, aférrate a ella, que te va a ayudar a vivir, a vivir de verdad. Que así sea.

Fundación Alas de Águila