domingo, 16 de septiembre de 2012

¿Cacerola para cocinar o para golpear?


Hemos transitado una semana bastante particular, con distintos matices.

No será una editorial ordenada, trataré de citar todos los hechos, pero con el solo orden del recuerdo y quizá este orden, no sea cronológico.

En primer lugar, nos pareció de muy mal gusto la tapa de una revista de alcance nacional, por varias razones. Una es que la tapa ofende las buenas costumbres, sobre todo a los niños que pueden verla en las revisterías; otra es que ofende a la mujer en general, y vos que estás leyendo o escuchando esta editorial, sé que venís de una mujer, así que si hablas mal de ella, estarías hablando mál de vos, y por último NUNCA debemos olvidar que es nuestra presidenta, nos representa a todos, nos guste o no, es así, aún cuando gobierne, como dicen los entendidos para el 54% de quienes componemos este hermoso país.

El cacerolazo del día jueves me permitió vivir dos situaciones. La primera es el comentario en la calle, en las redes sociales, o en la misma prensa acerca de que estuvo muy bien la manera de expresarse de la gente. En este punto rescato que en nuestro país hay libertad para hacer una cosa así y eso es muy bueno. El otro punto es que sentí que esta manifestación, cerraría aún más la puerta de la tolerancia desde el lado del oficialismo, es más, siento como si hubieran metido el dedo en el avispero, además que creo que el gobierno hará oídos sordos a esta movilización. Y una reflexión post marcha, está bueno el manifestarse, pero la verdadera manifestación se debe hacer en las urnas. Allí es donde, lo que yo opino, creo, espero, ansío tiene y toma relevancia. Esta marcha quedará como "el cacerolazo que se le hizo a Cristina" y ojo pongo Cristina porque así lo titularon los medios nacionales, y no estoy de acuerdo, porque ella no es un nombre sino  es la Presidenta de la Nación Argentina y como tal deberíamos llamarla, hace al protocolo; si, ya sé que muchos piensan que no lo merece, pero esto no se trata de merecimientos sino de protocolo y de cargos. Te decía que todos se acordarán del cacerolazo, que ese jueves el 46% se expresó, si y…. el viernes, los índices del INDEC siguieron siendo falsos, Ciccone sigue expropiada y la causa está stand by; la Fundación Sueños Compartidos, sigue no compartiendo los sueños de su gente; el sueño (o pesadilla) de la re-reelección sigue en pie… (ah, un párrafo aparte para el Senador Carlos Saúl Menem, quien está en contra de la re- reelección… sin palabras). El viernes lamentablemente todo siguió igual, nada cambió, excepto que desde la cabeza de nuestra organización constitucional, esta marcha le generó una gran bronca, que ojalá quede ahí y no se transforme en venganza, porque si bien nuestra presidenta ganó con el 54% de los votos, ella tiene y debe gobernar para el 100% de los argentinos.

Y Jujuy, nuestra querida provincia, volvió a vivir una ola de violencia en la ciudad, ante el allanamiento ordenado por un juez en un barrio de una Organización Social. Si les digo que un grupo de personas tuvo que resguardarse en un domicilio, que le horda popular le apedreo la casa donde se guarecían, le quemó el moto vehículo en el que movilizaban y destruyó una camioneta, Ud. lo que menos pensará es que ese grupo de personas era la policía. Asi como le cuento pasó, gente de esta Organización Social, comenzaron a agredir a los policías, que cumplían con la medida judicial, quienes terminaron encerrados en la casa donde fueron a hacer el allanamiento y les quemaron íntegramente una moto y destruyeron la camioneta. Llegó el fiscal de turno, pero los ánimos no se habían calmado, hasta que llegó la referente máxima de las Organizaciones Sociales de la Pcia., quien les indicó a los violentos que depusieran su actitud. Parece la canción de Maria Elena Walsh, "me dijeron que en el Reino del Revés nadie baila con los pies, que un ladrón es vigilante y otro es juez, y que dos y dos son tres; me dijeron que en el Reino del Revés una araña y un ciempiés, van montados al palacio del marqués; en caballos de ajedrez."  Pero aún hay esperanza, aún tenemos fe que esto va a cambiar, porque nuestra sociedad se lo merece, porque nuestra patria, lo quiere conseguir y nuestras generaciones lo van a alcanzar. Son tiempos difíciles los que nos tocan vivir, pero si miramos el horizonte, si, allí donde se une el cielo con la tierra, y caminamos hacia allá, en el camino iremos encontrando las soluciones a las crisis, que parecen terminales, pero no lo son. Después de la tormenta viene un nuevo día, limpio, claro, con un aroma especial, como ese que se siente en esta primavera que se avecina. Para nacer a algo nuevo, tiene que morir algo viejo, es la historia de la semilla, algo inerte, algo sin vida aparente, pero con una vida latente en su interior, que plantada en buena tierra y con los cuidados correspondientes, dará paso a una planta primero, a un árbol después, en donde nos podremos cobijar bajo su sombra. Nosotros lo creemos y lo anhelamos. Nuestra patria, nuestro terruño lo van a vivir, así será…

Fundación Alas de Águila