domingo, 27 de abril de 2014

"FAMILIA"

Éstas son algunas de las estadísticas que nos sirven como una foto del momento, para que, a partir de esa imagen, se puedan tomar decisiones que modifiquen la realidad establecida.

Uno de cada tres matrimonios argentinos, se divorcia; y el 60% de las rupturas de parejas, es impulsado por las mujeres. Destacó un estudio publicado por María Bertoldi de Fourcade, jueza del fuero de familia de la provincia de Córdoba. Según el estudio, que reveló 5500 casos, el 44% de los que se divorcian, tienen entre 36 y 50 años; y el 90% de las rupturas matrimoniales, se hace por presentación conjunta de la pareja. 

Sobre las causas del divorcio, el 43% acusa a su cónyuge por injurias graves, el 38% por abandono de hogar, y el 13% por adulterio. Esta radiografía muestra además, que en el 93% de los casos la tenencia de los hijos queda para la madre y que 12 años es el promedio nacional de duración de los matrimonios.

Sólo el 5% de los casos de agresión doméstica se denuncian; el 95% no son registrados por: amenazas, miedo, vergüenza, complicidad policial o autoengaños.

Los siguientes datos fueron recabados del Censo Nacional 2010; personas casadas llega a 5.027.400 mientras que las que están en parejas 2.296.815; los solteros son 1.773.225, mientras que 1.212.842 se encuentran separados de hecho o legalmente.

La familia, primera institución, está sufriendo los embates de este postmodernismo de una civilización basada en general en el humanismo y en particular, en el individualismo.

También la falta de compromiso, ha generado que no se formen familias como en otras décadas. 

Hoy se establece el anti valor, compatibilidad, ¿Cómo es eso? Hoy la gente se une por el momento, o sea: “si somos compatibles, probamos hasta que dejemos de serlo. Son pocos los casos que superan los 12 años de “compatibilidad”. La gran mayoría deserta de este estado y busca otros horizontes, donde generalmente vuelve a suceder lo mismo en un gran porcentaje. Claro, en medio del camino, quedan hijos, sin padre, otros sin madre, algunos hermanastros, los hijos de mi pareja y los míos, etc.

Claro, después de ésto, nuestras obras sociales, cualquiera sea, están a punto de quebrar, por extender tantas órdenes para psicólogos y psiquiatras. 

Pero no todo queda ahí: esos niños de hoy, mañana serán los adultos que tendrán en sus manos el poder de gobernar, enseñar, juzgar, legislar, etc. y ¿cómo lo harán si tienen sus corazones heridos, por la famosa “incompatibilidad” de los padres?

Se impone entonces el… “Agarrate Catalina”, famosa frase de los setenta. 

Pero no todo está perdido… cuando vos, estés a punto de generar una relación, sabés que tiene que ser en un principio para toda la vida, (sé que hay muchos casos, en que ésto no sucede; pero en tu fuero íntimo debes luchar para que así sea) porque si no, al primer desbalanceo familiar, vas a quererte ir hacia otros senderos. Para formar una pareja, al amor, hay que sumarle esfuerzo y valentía; para que cuando vengan las tormentas de la incompatibilidad, como decía Tanguito en los ‘80, “el amor es más fuerte”. Por ello amar a otro es un compromiso, una responsabilidad, no es… me gusta, tenemos feeling, es el único que me entiende, que me hace sentir bien, donde aflora la soberbia; el saberlo todo es para amores inmaduros. 

Los amores maduros buscan otras cosas; se alimentan de la fuente del amor, se respetan, no traspasan los límites que cada uno pone en la relación, no quieren cambiar al otro, aman sus virtudes y trabajan juntos en los defectos, se aman por cómo son, se admiran, y admirar es lo que le falta a uno lo tiene el otro, se responsabilizan en sus actividades cotidianas, porque con ello demuestran que primero se aman a sí mismos y después pueden amar a otros, porque nadie puede dar lo que no tiene, son humildes, escuchan, escuchan, escuchan y después hablan; suman, no restan. Para que haya amores maduros deben haber personas maduras, éstas deben ser equilibradas, llegan a ese amor, amando con todo el amor: primero a su familia, a sus amigos, y así podrán amar a otros, porque si no, terminan siendo egoístas que buscan su propio afán. Esos amores maduros buscan el matrimonio como la fuente de vida del presente y del futuro. Se comprometen para siempre, y se juegan por la eternidad. 

No es fácil amar,¿ no? 

Es para quienes batallan y son valerosos.

Creemos en un futuro formado por verdaderas familias que se jueguen por lo que aman, que así sea.

Fundación Alas de Águila