domingo, 12 de julio de 2015

"AY PAÍS, PAÍS, PAÍS…"

Argentina obtuvo el segundo puesto en la Copa América. ¿Fue digno, no lo fue? ¿Se equivocó Martino?
Tantas preguntas absurdas que se generan a partir de un resultado. Porque entre nosotros, a Ud., o a vos… ¿te cambia la vida si Argentina sale campeón de la Copa América? ¿Baja el combustible?; ¿la persona con la que estabas peleada te vuelve a hablar?; ¿te aumentan el sueldo?; ¿te curas de esa enfermedad crónica que tenes?; ¿Sos felíz?...
Y me quedo con la última pregunta… ¿La felicidad de alguien puede depender de un resultado deportivo? Si la respuesta es sí… entonces estamos muy, pero muy mal como sociedad. La felicidad depende de las decisiones que vos tomes en tu vida; la felicidad depende de cada ser humano, no de 11 personas que corren detrás de una pelota. Ahora si ese triunfo te genera alegría, está muy biení, pero siempre en un equilibrio, porque más alegría debería darte ver caminar por primera vez a tu hijo, o que ese mismo hijo diga papá o que vos como hijo puedas decirle “te amo” a tu padre.
Fue increíble ver en todos los programas hablar de la selección argentina de fútbol. Podría entenderse que lo traten en los programas deportivos, pero esta situación se extendió a todo ámbito, pero a todo, eh?
En el ámbito deportivo, en los ochenta apareció alguien que dijo “salir segundo es un fracaso”, esa frase es del Dr. Carlos Bilardo (entre nosotros y usando sus palabras entonces en Italia’90 él como técnico fracasó, no?) y esa es una mentira que hay que desterrarla del inconsciente colectivo argentino porque se viralizó no solo para el deporte, sino (y esto es lo grave) para la vida. 
En la vida, son más las derrotas (no fracasos, eh?), que las victorias y es así aquí, en Nueva Zelanda, en Nepal como en Austria; y eso hace que el ser humano crezca, se desarrolle, madure.
Otro caso paradigmático que se puede extraer de esta Copa América, es la exigencia que cae sobre este excelente jugador de fútbol, Lionel Messi, actualmente el mejor jugador del mundo, pero no es el Todopoderoso, eh?. Gran parte de la prensa y los hinchas le exigen que él solo, gane un campeonato. Ahora que particular que como país se le exija a este joven que juegue muy bien al futbol todo el tiempo y no le exijamos a nuestros gobernantes a que simplemente gobiernen como prometieron cuando asumieron diciendo esa frase final “… que DIOS y la Patria me lo demanden”. Messi no parece el típico argentino, porque no hace declaraciones grandilocuentes, ni se burla diciendo que hizo un gol con la mano de DIOS, cuando aquí y en la China un gol con la mano es trampa, pero nosotros festejamos goles así, total… los ingleses son unos giles y nosotros somos vivos. Ahora… así nos va, no?
El año pasado Argentina salió segunda en el campeonato del mundo de futbol. Hoy está rankeada como la mejor selección del mundo, pero claro eso no cuenta para los necios que se creyeron esa película titulada “Ser segundo… es fracaso”. Por eso es que nos va como nos va como sociedad, porque aquello que se exige en el fútbol, se traslada a la sociedad e inversamente. 
El hombre que se separa y más mujeres tiene a lo largo de su vida, ese es un ganador; ahora aquel que se esfuerza y es valiente todos los días desde hace 50 años para tener un matrimonio feliz, ese es un gil, “porque no vivió la vida, viste?”
Ay… sociedad argentina ¿Sabes cuantas veces tenes que perder, para comenzar a ganar? Es ni más ni menos como aprender a andar en bicicleta.
En lo que si gran parte de Argentina es campeona mundial… es en el orgullo. El orgullo argentino sale a la luz, como si ser orgulloso nos llevara a algún lado. El único que cree que el orgullo es una virtud es justamente el orgulloso. El defecto es el orgullo mientras que la virtud es la humildad. Dos ejemplos de deportistas que tienen estas características: Maradona y Ginobili. 
¿Ves que es fácil definir quién es humilde y quien es orgulloso? y también se puede ver ¿Cómo es la vida de uno y de otro, no?
Ah, una última cosa… Cuando alguien va a competir entre las posibilidades está el salir primero, segundo, tercero y así… Entonces no entiendo porque los jugadores se sacan la medalla cuando salen segundos (es un acto de soberbia, por donde se lo mire…). Si esas son las reglas del juego y no te gustan… entonces no compitas, porque de la única manera que alguien se podría sacar la medalla que obtuvo es porque no dio todo de sí, no hizo todo el esfuerzo para alcanzar el objetivo.
Que podamos aprender la lección… Qué le enseñemos a las generaciones venideras a competir contra nosotros mismos para mejorarnos, para llegar a ser los mejores del mundo como sociedad, para que otros vengan a copiar el modelo argentino, cuyo fundamento sea la humildad y el aprendizaje. Que así sea.

Fundación Alas de Águila